Artículo: La comunicación, sobre las colaboraciones entre empresas y universidad
Son muchos los casos en que investigadores y empresas se conocen desde hace largo tiempo. En estos casos, por necesidad surgen ideas de proyectos que se empiezan a mover. En estos casos, como mediadores entre investigadores de la ULPGC y las empresas, nos llegan estos proyectos para que les apoyemos en la parte administrativa, de gestión burocrática, económica, para que ayudemos en la adquisición de equipos, en la contratación de personal... Pero hay casos donde no se dan estas circunstancias. Y estos casos tienen un tratamiento particular que es interesante conocer y que también trabajamos en la Fundación.
Dentro del trabajo diario que desarrollamos en la Fundación Canaria Parque Científico Tecnológico de la ULPGC, como Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la ULPGC (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria), concedemos una gran importancia a la gestión de las colaboraciones entre empresas y grupos de investigación universitarios.
Uno de los puntos que conviene tener en cuenta para tener una colaboración lo más fluida posible, es la comunicación necesaria para llegar a un acuerdo. Haremos referencia a cuestiones concretas, basadas en casos reales, aunque tergiversando algunos datos para salvaguardar la confidencialidad, que el equipo de la OTRI nos hemos encontrado, tanto en la parte más directamente relacionada con la gestión de los acuerdos en sí como en los pasos previos, de puesta en contacto entre empresas e investigadores, trabajo desarrollado en el marco de la Red CIDE y similares.
El mundo empresarial y el mundo de la investigación se mueven de diferentes maneras. Los objetivos son distintos, los procedimientos seguidos sin distintos, los tiempos son distintos, las formas de comunicarse son distintas… Estas diferentes formas de entender el trabajo las describiremos con más detalle en siguientes artículos.
Es, por tanto, trabajo necesario el sentar unas primeras bases de comunicación cuando una empresa y un grupo de investigación quieren empezar a colaborar. A veces, incluso, el objeto de la colaboración no siempre es fácil de definir.
Cuando una empresa busca mejorar el funcionamiento de un departamento mediante la informatización, puede pasar que con comprar varios ordenadores y adquirir licencias del software necesario ya tenga parte del trabajo resuelto. Tras esas adquisiciones, habrá que formar al personal para que puedan manejar esas nuevas tecnologías. Y habrá que fomentar una transición de la forma de funcionar anterior a la nueva. Todo lo dicho no es que sea sencillo, pero sí parece relativamente directo planificar la actuación. Ahora bien, puede pasar que una empresa haya detectado una deficiencia, una necesidad, una idea de innovación, que concluya además que no cuenta con el personal adecuado y, por tanto, decida encargar un trabajo a, por ejemplo, una universidad. Cuando una empresa contacta con una universidad, suele ser con el ánimo de desarrollar algo que no se encuentra ya disponible en el mercado. Y, si no existe, ¿cómo definimos la solución necesaria? Habrá que ser creativos, comparar con lo que ya hay…
Imaginen el siguiente caso (imaginario, basado en hechos reales, pero alterando al máximo las características del caso). Una empresa incluye entre sus actividades un proceso de imprimación de un adhesivo a unas planchas metálicas de gran tamaño. El adhesivo es muy necesario, pero también es potencialmente tóxico para el personal de la planta. Se ha probado a pegar esas planchas con otros métodos, como soldaduras, remaches, tornillos, etc. Ningún método llega al nivel de acabado y calidad que da el adhesivo. Se ha probado también a crear un cerramiento alrededor de la zona donde se aplica el adhesivo, para que este no llegue al personal, pero no queda bien de las varias maneras que se han probado. La empresa no ve solución al problema y contactar con la universidad. Problema: sin saber cómo va a ser la solución final, no sabemos si contactar con el departamento de químicas, con el departamento de ingenierías o con cuál. ¿Posible solución? Contactar con varios a la vez y proponer reuniones de varios, sin saber exactamente qué nos vamos a encontrar. El hecho de que esas varias personas provengan de distintas áreas de conocimiento complica la comunicación.
Otro caso: una investigadora de la universidad ha desarrollado una tecnología muy puntera que aplica ultrasonidos en la detección de determinadas especies vegetales que abundan en nuestros campos. El proyecto acaba muy bien, hay un prototipo funcional y estamos en proceso de mejorar la tecnología. Y a la investigadora se le abre un mundo de posibilidades, como aplicar la misma tecnología, adaptándola, a la detección de determinados tipos de materiales en el subsuelo. En principio, parece factible, según la investigadora, pero ella es ingeniera especializada en ondas y necesitamos contrastar la idea con geólogos. Desde la OTRI conseguimos el contacto de un instituto de investigación en geología y concertamos una cita.
Lo que acontece en la visita es una obra maestra del open innovation. La investigadora de la universidad muestra los hallazgos de su proyecto y deja muy claro que hay intención de aplicar la tecnología en el campo de la geología, sin tener ni la más remota idea de si esto es factible, pertinente o si se le ha escapado algo. Por su parte, los geólogos que nos atienden arrancan la reunión con cara de no saber dónde están, para luego proceder a lo único que parecía posible: invitarnos a ver sus instalaciones y sus trabajos. Tras varias horas de conversaciones, de conocer las tecnologías de una parte y de otra, por fin se ve un punto donde la colaboración es posible y tiene sentido. Unas 5 horas de reunión fueron necesarias para llegar al punto en que ambas partes se pusieron de acuerdo. Solo para arrancar, solo para decir “vaya, aquí podemos hacer algo”.
De aquí la importancia de que, en trabajos colaborativos, haya conversaciones abundantes antes de pensar en firmar ningún acuerdo. Y, de aquí, la importancia de contar con profesionales que entiendan el lenguage de empresa y de investigador.
La Red Cide es una iniciativa del Gobierno de Canarias cofinanciada por la Agencia Canaria de Investigación, Innovación, y Sociedad de la Información y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional en un 85%. Canarias Avanza con Europa.